Una semanita de escapada a los Alpes franceses y como Aosta no queda lejos, pues me voy a disfrutar del Cervino.
[+] click para ampliar Vista desde el Pain de Sucre |
[+] click para ampliar Macizo de la Font Sancte |
[+] click para ampliar Lac Ste. Anne |
[+] click para ampliar Subiendo a la cabaña |
[+] click para ampliar Vista desde Col Girardin |
Verano 2006. Tengo una semanita para escaparme a los Alpes y quizás acercarme a Breuil a ver el Cervino. Pero para empezar los Alpes franceses ya me van bien. Así que cargo el coche con tienda, comida, y el material de montaña y a las ocho de la mañana salgo de mi pueblo(Sant Andreu de Llavaneres, Barcelona) para coger la AP7 en dirección la France. Me pego 600 kilómetros de una tirada para llegar a Guillestre, en el corazón del parque natural de Queyras. Cuando estoy cerca de Gap, una tormenta con gran aparato eléctrico me da la bienvenida: cómo tenga que plantar tienda con el suelo mojado no me quitaré la humedad del cuerpo en toda la semana!!! Por suerte en Guillestre no llueve. Entro en el pueblo y me meto en el primer camping que veo: La Ribiere. Qué bien: tienen dos parcelas libres!! Monto la tienda y a cenar que oscurece pronto.
Primera noche durmiendo en el duro (a pesar de la colchoneta) suelo. No pego ojo en toda la noche y por la mañana decido visitar la oficina de turismo para informarme de las posibilidades de la zona. Qué tacaños: si quiero algún tipo de información tengo que comprar la guías que venden en la librería del pueblo. Después de gastar unos cuantos euros en guías y mapas decido hacer un pequeño recorrido por la zona, puesto que ya son las once de la mañana y negros nubarrones aparecen por todas partes. Subo al Pain de Sucre (pequeño montículo con una cruz) y después hago el recorrido de la Rue des Masques, ancha cornisa sobre el congosto del río Guil, con algunas vías de escalada en la pared. Acabo la ruta en la vecina población de Mont Dauphin, magnífica plaza fortificada encaramada encima de un escarpado altozano. Almuerzo y regreso al camping. A pesar de la negras nubes la tormenta ha pasado de largo y sólo han caído cuatro gotas.
Tercer día: hoy toca montaña. Voy en coche hasta Ceillac y desde allí subiré al Lac Miroir, Lac de Ste. Anne y el Col Girardin. El paisaje alpino es espectacular: se pasa de frondosos bosques a una zona mucho más abrupta, sobre todo alrededor del Lac Ste. Anne debido al escarpado macizo de la Font Sancte. Hago la subida hasta el Col Girardin y de allí una ancha vertiente hasta una cabaña donde se cobijaba el encargado de cuidar las líneas del telégrafo, según me informan dos montañeros franceses. Si ayer el cielo amenazaba tormenta, hoy está clarísimo que no me voy a librar. En el camino de regreso me pilla la lluvia: capote y para abajo a buen paso. Me maravilla ver cómo la tormenta no asusta a los turistas franceses pues descendiendo ya por el bosque me cruzo con frecuentes familias que suben con capotes, impermeables e incluso paraguas!!!
Es catorce de julio, fiesta nacional de Francia. A las nueve empieza el baile en la plaza de Guillestre y el grupo que toca empieza la sesión con “que viva España” !!!
Cuarto día: coche hasta Villargaudin (más que un pueblo, cuatro casas de pastores y agricultores). Me dirijo, siguiendo el GR 58, al refugio de la Furfande y al Col del mismo nombre. La subida es durilla en el tramo intermedio. Al fondo aparece el pueblo de Queyras y al sur el imponente macizo de la Font Sancte. A medio camino, un cartel me ha avisado de que, si me encuentro con un pastor y su rebaño, me quede absolutamente quieto cuando el mastín se me acerque ladrando fieramente, pues sólo querrá identificarme, me olisqueará y después seguirá su camino. También informa que los pastores tienen estos perros para proteger los rebaños del ataque de lobos !! El refugio de la Furfande está en un paraje de ensueño, rodeado de prados alpinos y elevadas montañas. Asciendo el Col y desde él puedo ver, aparte del macizo de los Ecrins, el pueblo de Arvieux y el Col de l’Izoard que pasado mañana escalaran los ciclistas.
Descanso y descendiendo que es gerundio. Y ¿dónde están la famosas marmotas de los Alpes? Pues al salir de un recodo del camino me encuentro con dos cara a cara, a escasos metros; huyen despavoridas y se meten en sus madrigueras. De regreso al camping, toca lavar la ropa pues parece que hoy no lloverá. ¿Qué no lloverá? A la ocho de la tarde empieza una tormenta que me obliga a cenar dentro de la tienda. La tormenta no cesa hasta las dos de la noche.
Quinto día: recojo la tienda absolutamente empapada, la meto en el maletero como puedo y emprendo viaje a Italia. Pasaré por Briançon, el Col de Mongenevre y autopista hacia el Valle de Aosta. Salgo temprano porque el Tour se acerca a la zona y hay avisos por todas partes de que mañana cerraran las carreteras. Ya en el valle de Aosta, la impresionante mole del Cervino asoma de vez en cuando. Llego al campeggio de Glair y me dan la peor parcela que les queda: sol por la tarde y frío por la noche. Por cierto, las letrinas, que no lavabos, en un estado de suciedad deplorable para lo que cobran. Visita turística a Valtournenche y Breuil, que el coche también cansa. Por la noche, como no, tormenta espectacular de rayos y retumbones truenos.
Sexto día: un poco de randonnée por los alrededores de Breuil para maravillarme con el Cervino y las Grandes Murailles. Por suerte el día es espléndido y le voy a sacar provecho: por la mañana excursión al Lago Goillet y por la tarde al refugio Bobba. Así he visto el Cervino des de todos los ángulos (menos el suizo, claro).
Séptimo día: se acabó la semana. Palizón de kilómetros: de Glair a Llavaneres de una tirada. Salgo a las nueve de la mañana y llegó a las nueve de la noche. ¿Lograré ponerme recto al salir del coche? Por suerte he amenizado el regreso con la noticia de que Pereiro se ha puesto el maillot jaune. Aúpa Óscar!!! Y hasta el año que viene, si Zeus quiere.
Podéis ver más fotos en http://betriacum.madteam.net/blog004083/galeria_2385/